Félix Espoz. Madrid
Antoni Gilabert, gerente de Atención Farmacéutica y Prestaciones Complementarias de Catsalut, señala que han puesto en marcha recientemente dos importantes estrategias en relación a la Farmacia Hospitalaria, una Comisión de Farmacia y Terapéutica de Cataluña y un programa de atención farmacéutica hospitalaria, que, mediante una herramienta, será remunerado en base a la actividad y a la calidad de la misma.
Además, Gilabert ha confirmado que en unas semanas firmarán un contrato de riesgo compartido para un fármaco oncológico.
Antoni Gilabert.
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¿Qué tan importante es en Cataluña la Farmacia Hospitalaria para la contención del gasto?
Nuestro objetivo no es la contención del gasto farmacéutico, sino cómo conseguir el reto de mantener el acceso a la innovación y la sostenibilidad. Es evidente que para la sostenibilidad es muy importante el papel de los servicios de farmacia hospitalaria y para la innovación también. El farmacéutico de hospital es una pieza clave en el engranaje sanitario, entre otras cosas porque juega un papel importantísimo en toda la cadena del medicamento, sobre todo en la selección, además de la correcta utilización de los medicamentos tanto fuera como dentro del hospital.
En el tema del gasto farmacéutico tenemos una paradoja. Hacerlo mejor y dar más calidad produce una utilización más racional y menor de recursos. Es decir, una buena selección de medicamentos, una buena adquisición, una buena dispensación, un buen seguimiento farmacoterapéutico producen mejores resultados en lo referente a los recursos económicos. Por lo tanto, la farmacia hospitalaria, tal como está trabajando, es clave.
¿Cuáles son las estrategias más recientes que se han planteado desde Catsalut en referencia a la Farmacia Hospitalaria?
Por un lado, hemos potenciado las comisiones de farmacia y terapéutica, además, hemos creado una comisión de farmacia y terapéutica de Cataluña, en la que participan las comisiones de los distintos hospitales. Tiene como objetivo armonizar las decisiones de utilización de los nuevos medicamentos, básicamente en oncología, sida y artritis reumatoide.
Otro aspecto importante es que este año, en 2011, se ha creado un programa de atención farmacéutica hospitalaria vinculado a la compra de servicios. En Cataluña tenemos descentralizada la provisión de servicios. Los hospitales pueden ser de distinta titularidad y el Instituto Catalán de la Salud actúa como aseguradora. Establece un contrato con ellos y establece unos objetivos de gastos, de calidad y hace el seguimiento y evaluación. En este contrato se compran altas hospitalarias, sesiones de hospital de día, etc. Dentro de este proceso de compra se ha introducido una cláusula de dispensación hospitalaria en la cual se dota de un programa para todo lo que hace referencia a la atención farmacéutica a pacientes ambulatorios. Es decir, que nuestro servicio de farmacia tenga un programa concreto dotado económicamente para financiar la atención farmacéutica ambulatoria.
¿Qué estrategias se plantean para el futuro a medio plazo?
Buscamos consolidar estos dos aspectos. La coordinación, cooperación y colaboración de los Servicios de Farmacia y de sus Comisiones de Farmacia y Terapéutica con la Comisión de Farmacia y Terapéutica del Catsalut. Ir juntos en la misma dirección.
¿Qué papel juegan las herramientas informáticas en la obtención de datos farmacológicos que aporten valor y ayuden a tomar decisiones?
Es fundamental. Es otra de las medidas que estamos desarrollando. Aún no está del todo implantado. Estamos creando dos tipos de registro, de pacientes y de actividad farmacéutica. Los primeros nos ayudarán a medir resultados en salud de las decisiones farmacoterapéuticas y, los segundos, nos ayudarán a remunerar el programa de atención farmacéutica en base a la actividad y la calidad de esa actividad.
Las herramientas informáticas son básicas. La mayor parte de los hospitales están muy bien informatizados. Los servicios de Farmacia están integrados en su mayoría en los programas de gestión tipo SAT. Por lo tanto, muchas de las cosas que estamos haciendo y las que están previstas para un futuro se van a poder hacer gracias a las nuevas tecnologías.
Hemos hablado de la relación entre incorporar nuevos avances y la sostenibilidad. Ese balance no siempre es sencillo. ¿Cómo asegurarse que se dan los pasos adecuados?
Básicamente interviniendo. Descentralizando algunos procesos. En resumen. No dejar que las cosas funcionen por ellas mismas. No se pueden dejar decisiones tan complejas sin control. Estas decisiones probablemente se deben de tomar en un ámbito por encima del clínico.
En lo referente a la innovación, los nuevos medicamentos biotecnológicos son un reto. La forma de conjugar esto es buscando herramientas y políticas estratégicas. Como por ejemplo, en los huérfanos hemos creado un programa para acceso a tratamientos de alta complejidad. En el que hay tres fases, evaluación, seguimiento y financiación. Hemos descentralizado la decisión.
Además, estamos buscando acuerdos de financiación distintos al pago por unidad consumida. Estamos explorando iniciativas de contratos de riesgo compartido, que tienen más que ver con los resultados obtenidos en los pacientes tratados.
Varias voces manifiestan que los contratos de riesgo compartido tiene como principal ‘hándicap’ el seguimiento de los pacientes. ¿Está de acuerdo?
Este tipo de contratos no solucionan todo, sino una parte del reto de futuro, cómo dar entrada a determinados medicamentos con una alta incertidumbre, tanto de prevalencia-coste, como de resultados, para indicaciones de tratamiento muy concretas, grupos de pacientes muy limitados y con marcadores claros de resultados.
Así, no puede ser de riesgo compartido un fármaco que se dé a muchas personas. Con 200-400 pacientes, podría ser posible. Tampoco lo sería en un fármaco donde el resultado a medir sea a tres años.
Hemos venido desarrollando una metodología y estudiando las fórmulas que se han hecho en el Reino Unido, Italia y otros países, aprendiendo de ellos, trasladándolo a nuestro territorio. Hemos hecho un ‘check list’ de 15 preguntas para saber si un fármaco es susceptible o no de un acuerdo de riesgo compartido.
Estudiamos con distintos laboratorios posibilidades de llegar a este tipo de acuerdos. Seguramente vamos a poder firmar en las próximas semanas un contrato de este tipo para un fármaco oncológico.
¿El sistema tal y como está planteado seguirá siendo sostenible a medio-largo plazo?
Soy optimista y creo que el sistema seguirá siendo sostenible. Pero para lograrlo, como se ha hecho en otras épocas, necesita reformas. Con las mismas reglas de hace 20 años no sería sostenible. Tenemos que adaptar a la realidad actual determinados aspectos que lo hagan sostenible.
¿Qué estamos haciendo? Buscar estrategias de acceso vinculadas a la evaluación y seguimiento de los pacientes, generando armonización en las decisiones farmacoterapéuticas y de inclusión en las guías clínicas de los distintos hospitales. Generando acuerdos de riesgo compartido que aporten garantías y la distribución de riesgo por las dos partes.
Siendo muy selectivos con el paciente concreto, midiendo resultados en salud y en función de los mismos, seguir, aumentar o disminuir los tratamientos, etc. Esto quiere decir invertir en herramientas de información, invertir en consenso con los clínicos y hospitales y generar un entorno más colaborativo entre pagador, proveedor y laboratorio farmacéutico. Un entorno más de partenariado, que no el modelo actual de cliente proveedor, que ya sabemos dónde nos lleva… de lo que estamos hablando, más que de márgenes y precios, es de adecuación terapéutica, número de pacientes y búsqueda de resultados . Introduciendo el concepto de coste-efectividad incremental. Cuánto ganamos por unidad de coste adicional. Comparado con qué, con la alternativa actual.
Estos son los elementos que debemos ir incorporando en el modelo para hacerlo sostenible.
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